20 de septiembre de 2022

PALABRAS A VOLEO...

Vamos a meditar esta vez sobre una palabra que se nos viene encima con frecuencia, pero que cuando nos ponemos a reflexionar sobre ella no le encontramos mucho sentido.  En contra de esa palabra se atrincheran personas   que se autodenominan republicanos,  aunque hay muchas otras personas que no dudan en mostrarse  fuertes defensores de tal expresión y de su significado   y según parece  la tienen como base de su religión, aunque… 

ya veremos. Habrá muchos de ustedes adivinado   que   nos proponemos reflexionar sobre la palabra   REY

Mejor no empecemos por el eco religioso que nos provoca esta palabra.  Hubo un tiempo en que esta expresión fue reflejo de quien tenía el poder sobre los ciudadanos de cualquier país.   Rey, príncipe, sátrapa, arjos, o arkonte, (en griego, que no podía faltar) cacique, mandamás se llegó a decir en lenguaje familiar.  En la mayor parte de las regiones del mundo se aceptaba como normal que cualquier pueblo necesitaba una persona que impusiera su poder sobre los demás y que ese era el único modo lógico de que ese país se gobernase, o fuera gobernado.

Del latín rey, regir, dirigir, ya fuera un grupo de personas o una nave, el rey marcaba el camino, la senda, la ley, la justicia… Era imposible imaginar otro modo de que los habitantes   pudieran fijar sus leyes y pudieran vivir con cierta paz.

Pasaron muchos años en la mayor parte de los lugares donde no se concebía otros modos se organización.  Lo contrario a aquella manera de vivir en común era la simple anarquía, sin mando. 

El mando, el poder: el que en cualquier   sociedad intentaba mandar   se buscó varios apoyos:

1.-  la fuerza personal (yo mando porque soy el más fuerte físicamente, tengo soldados y armamento); 

2.- yo mando porque soy más rico (tengo más riquezas y gente que me ayuda con la suya y de eso se beneficia).

3.- Yo soy sabio, inteligente, sé lo que hay que hacer. 

4.- Y lo sumo: yo represento a dios y ese dios quiere que todos me obedezcan.

Échenle un poco de imaginación al asunto y piensen en la mezcla que se montó en la humanidad   entre la fuerza física, la astucia, la riqueza… y todo ello aderezado con unas gotas de lo que llamaban dios cada uno a su manera. 


Estábamos hablando así en las épocas antiguas antes de que poco a poco empezó a despuntar la palabra cracia-cratos, poder - y junto a ella le demos, pueblo. Pero esa democracia comenzó a pasar a los reyes por la cárcel o la guillotina, que no les dejaba bien respirar…  Pero con democracia o sin democracia se siguieron mezclando el dinero, la fuerza armada, la astucia o sabiduría…  el mismo Dio… ¿dónde dejaban a Dios en este barullo? Ahí apareció el problema, que sigue sin resolver. Esta palabra de 4 letras, ya sea el YHVH judío. Dios, GOD o como se diga en cualquier idioma o cultura incluso aunque se empleen las mismas letras no tienen nada que ver unas con otras.

y justamente aquí estuvo el problema que le cayó a Jesús.  El seguía hablando de REINO y de DIOS, pero ninguna de esas dos palabras significaba lo mismo de lo que en su tierra llamaban Dios; él lo empezó a llamar cono tono cariñoso ABBA, papá nuestro y lo más difícil: eso de REY o REINADO, porque empezó a hablar de servir y no ser servido…, de ámense unos a otros como yo…, de ser todos uno como tú Abba y yo somos uno … lo que desmoronaba completamente aquella idea de rey que en los siglos anteriores había predominado.

Pero nosotros, los cultos demócratas y republicanos de ese siglo XXI, no pasamos por el aro.  Nos agarramos como lapas a la monarquía, o similares con otros nombres. 

 Ya rápidamente en el siglo IV empezamos a recibir agradecidos de los emperadores basílicas (basales en griego es rey) y antes que nadie cambiase de opinión empezamos a ponerle coronas y mantos reales a nuestro papito celestial y a su Hijo Jesús…

Los que reflexionan sobre ese “Ser supremo” nos van diciendo que el lenguaje que usaba el campesino Jesús era lógico en su tiempo, pero que él lo empezaba a cambiar hasta cuando lo dejaron. Nos están diciendo que si 20 siglos después de Pilatos le preguntasen a Jesús si de verdad era rey, les daría l respuesta que dio al gobernador; una respuesta que hablaba más de verdad que de dominio.  Eso aparece en los últimos procesos de la conciencia humana donde ya no se creen ni eso que llaman democracia muchos poderosos, para salirse con la suya.

Tuvo que ser una mujer Sallie Mcfague que se subiera a un taburete para quitarles la corona al Abba celestial y a su hijo, el que vino para servir. Sally nos propone ser: mejor   que súbditos de ese rey celestial, cuerpo de Dios

 Nos dice la autora: Es esta representación la que, tan minuciosamente como nos sea posible, estudiaremos en estas páginas (EL MUNDO COMO CUERPO DE DIOS). La cuestión es cómo etimologizar la proclamación cristiana «¡Cristo ha resucitado!», la promesa de la permanente presencia salvífica de Dios, en nuestro tiempo y en nuestro entorno.

 Consideraremos primero la mitología monárquica tradicional utilizada para reflejar la relación entre Dios y el mundo. La representación clásica, de gran fuerza imaginativa, utiliza metáforas regias y triunfalistas y describe a Dios como rey, señor y patriarca que gobierna el mundo y a los seres humanos, habitualmente con benevolencia. ¿Es esta concepción de la presencia de Dios en el mundo y para el mundo, y, por tanto, de nuestra presencia en el mundo y para el mundo, la más apropiada y útil para una era holística y nuclear? Yo creo que no, y más 


adelante propondré que consideremos el mundo como cuerpo de Dios. ¿En qué medida es esta metáfora un contexto adecuado para interpretar la visión desestabilizadora, no jerárquica e inclusiva, de la realización plena de toda la creación? ¿Cuál sería nuestra forma de sentir y de actuar si percibiéramos el mundo como cuerpo de Dios? ((Pueden buscar en internet este artículo ((Tomado de Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear Sal Terree, Santander 1994, 109-153. Original de 1987.))

Los seguidores de Jesús nos conformamos fácilmente y no pensamos que unas metáforas son eso, metáforas, y se pueden cambiar actualmente con otras imágenes y simbolismo de Dios.

Los seguidores de Jesús no nos quedemos cerrados en simbolismos antiguos y pensemos en metáforas actuales que reflejan mejor nuestra situación en el mundo y con lo que llamamos Dios.

TOMADO DE:blogTodos-UNO

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